Cynthia: Después que Feña me empujó por la ventana (el día del incendio), creo que ellos (los hijos) me dieron fuerzas. Lo que le dije a Dios fue "te los llevaste, lo único que te pido es que ellos sean mis ángeles custodios". Ahora me pasa algo bien curioso. La vida universitaria en Valparaíso y Viña del Mar es bohemia, entonces salgo harto con mis amigas. A veces estamos bailando y tocan una canción que le cantábamos a la Catalina cuando estaba chica, la "Carita de luna", y brindamos con nuestras Coca Cola Zero por los ángeles que están en el cielo, y yo lloro y boto toda la energía bailando y sé que ellos están conmigo, así como también están cuando subo a la micro en la mañana para irme a la universidad, o cuando me acuesto. Yo creo que hay una vida eterna, porque si no lo creyera, simplemente cruzaría la calle sin mirar, para así matarme.