Mi hipótesis es que el wolfensteiner dio con este sucucho al hacer una revisión periódica de su nombre en youtube, google y otros.
Verán, cuando se es parte del mundillo forense, y ante la arremetida de las implacables rrss que te pueden hacer millonario o mandar directo a la cárcel o a la miseria en unos cuantos clicks, no es raro que muchos leguleyos con demasiado aire caliente en la cabeza se autochequeen periódicamente en buscadores o en rrss, en especial si en su fuero interno saben que han sido chantas, la han cagado feo o por simple ego .
Una rápida pasada en google con el nombre de este demiurgo del derecho, con este exégeta de Bello y de Alessandri & Somarriva, con este sofista de Luis Claro Solar, señala que, junto con todas las flores arrojadas a su paso por publicaciones de origen dudosísimo en donde se ponderan sus méritos forenses y se publican sus audaces columnas sobre derechos humanos, tecnología y materias diversas (Ej. Publicaciones en el Diario Estrategia y en otros diarios de la plaza, ávidos de publireportajes pagados), figuran en el buscador de Google dos links que corresponden a las entradas existentes en el foraze mencionando a este, digamos, jurista.
Imaginen el desgarro del nervio óptico al cliquear y luego leer las festivas consideraciones del foraze a su respecto. Esa furia oceánica que tomó forma y, olímpico y vengativo, lo llevó a ordenar, de inmediato y sin piedad ninguna, la redacción de un tortuoso escrito, de ideas bizantinas y fundamentos peregrinos, que será pasto de rumiantes lecturas y estudios en las bucólicas bibliotecas de las escuelas de Derecho de nuestro país.